jueves, 28 de noviembre de 2013

Las Reformas Protestantes y El Espíritu Capitalista


Se conoce como Reforma protestante, o simplemente la Reforma, al movimiento religioso cristiano, iniciado en Alemania en el siglo XVI, que llevó a un cisma de la Iglesia católica para dar origen a varias iglesias y organizaciones agrupadas bajo la denominación de protestantismo.
La Reforma tuvo su origen en las críticas y propuestas con las que diversos religiosos, pensadores y políticos europeos buscaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia católica, especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la cristiandad. El movimiento recibirá posteriormente el nombre de Reforma Protestante, por su intención inicial de reformar el catolicismo con el fin de revitalizar el cristianismo primitivo, y la importancia que tuvo la Protesta de Espira, presentada por los príncipes cristianos alemanes en 1529 contra un edicto del Emperador Carlos V tendiente a anular la tolerancia religiosa que había sido legalmente concedida los principados alemanes.
Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el movimiento de la Devoción moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica antieclesiástica y centrada en Cristo. Además, la segunda generación del humanismo la siguió en gran medida. Comenzó con la predicación del sacerdote católico agustino Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la Iglesia católica medieval, que permitía y justificaba prácticas como la "venta de indulgencias", según Lutero, un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado libremente, y no vendido.
La Reforma protestante dependió del apoyo político de algunos príncipes y monarcas para poder formar iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los grandes exponentes de la Reforma Protestante fueron Martín Lutero y Juan Calvino.



Enrique VIII ascendió al trono de Inglaterra siendo muy joven y al principio no se interesó por los problemas de gobierno, que dejó en manos de su favorito, el cardenal Thomas Wolsey, a quién nombró canciller de Inglaterra. Enrique VIII siempre fue un católico convencido, y un ardiente partidario de la primacía de Roma sobre la cristiandad, por ello fue declarado "Defensor de la Fe" (Fidei Defensor) por el Papa León X tras publicar "La Defensa de los Siete Sacramentos" (1521), donde argumentaba con vehemencia a favor de las prerrogativas del papado. Por ello resulta curioso el hecho de que la Iglesia de Inglaterra se haya separado de la Iglesia Católica a mediados del siglo XVI, no por aceptar o compartir las ideas reformadoras de Lutero u otros protestantes, sino que por iniciativa del rey Enrique VIII.
Enrique VIII se opuso sin embargo a la reforma de la Iglesia de Inglaterra tras decretar el Acta de supremacía en 1534, por la que el mismo rey se convertía en jefe de la Iglesia de Inglaterra, no se realizó ninguna modificación doctrinal o litúrgica sustantiva bajo su gobierno, solo se prohibió a obispos y sacerdotes ingleses tener relación con la Curia Romana y se expropiaron los bienes excedentes de la Iglesia Católica en beneficio de la Corona Real.



ESPÍRITU CAPITALISTA...

Para el 1850, el capitalismo sólo existía en Inglaterra y en Francia. Sólo el 10 por 100 de la población mundial trabajaba en el marco de producción. Pero a finales del siglo XIX, el sistema se hizo mundial. En todas partes el desarrollo del capitalismo perturbaba las sociedades tradicionales haciendo que la masa obrera y empleada aumentara, como contrapartida, siguiendo el ritmo del desarrollo capitalista Si bien el capitalismo se presenta allí donde se realiza "la satisfacción de necesidades de un grupo humano, con carácter lucrativo y por medio de empresas", Weber considera que "la satisfacción de las necesidades cotidianas basada en técnicas capitalistas sólo es peculiar de Occidente". En la argumentación weberiana, la religión cobra su máxima importancia en cuanto que constituye un elemento sancionador de impulsos irracionales no sometidos a regla alguna. En qué medida, entonces, el calvinismo y el puritanismo coadyuvaron al nacimiento del moderno capitalismo europeo? Pues en la medida en que la idea de predestinación -que es central en estas confesiones religiosas- hizo que la organización racional del trabajo fuera vista como un orden que había que instaurar en la Tierra, como una misión sagrada que había que cumplir; en la medida en que su ascetismo característico se opuso al goce despreocupado de la riqueza e instó a romper las cadenas del afán de lucro..., que no sólo lo legalizaba, sino que lo consideraba como precepto divino. el ascetismo laico del protestantismo sancionó éticamente el trabajo incesante como medio ascético superior. Y al hacerlo así, constituyó la más poderosa palanca de expansión de la concepción de la vida que hemos llamado "espíritu del capitalismo". Weber, en principio, no rechazaba de plano el materialismo histórico. La consideración marxiana de que la Iglesia ha desarrollado siempre una función legitimadora del poder fue corroborada por él mismo al sostener que la Iglesia luterana había estado íntimamente conectada a la formación y evolución del Estado prusiano. En cambio lo que Weber nunca aceptó fue que la religión, como componente esencial de la ideología de una sociedad, formara parte de una superestructura susceptible de ser explicada desde las bases económicas de esa misma sociedad. Lo "ideológico" tenía para Weber una autonomía suficiente como para producir transformaciones de la estructura social, más allá de la economía y de la lucha de clases (es decir, de lo que el marxismo siempre había considerado como el motor de la Historia).

El capitalismo es un sistema económico que se originó en Europa occidental en la época de la industrialización en el que se alcanzo un alto grado de actividad productiva, que se caracterizó por la inversión masiva del capital poseído y el trabajo de la mano de obra asalariada. El concepto de capitalismo fue y es objeto de debates y desigualdades sobre su significado, orígenes y evolución. Algunos consideran que el capitalismo ha existido siempre, por identificarlo como el comportamiento humano, o cualquier tipo de practica económica basada en la inversión de riqueza para producir más. El término, posterior al capital y capitalista, comenzó a utilizarse a mediados del siglo XIX, para indicar el sistema contemporáneo de producción económica. El pre –capitalismo es trabajo que se realiza para cubrir las necesidades de la vida sin el deseo de tener la acumulación de un capital. El origen del capitalismo según Sombart surge de la “satisfacción de las necesidades” y el “lucro”. La concepción de Weber del espíritu capitalista fue influyente en especial por identificar en la influencia de la ética calvinista el carácter racional que tiende a estar en la vida económica desde el siglo XVI y es el componente esencial del capitalismo.

El primer obstáculo que el espíritu capitalista tuvo que afrontar para imponerse como forma de vida fue la conducta tradicional de trabajar para la suficiencia, que es ganar lo necesario para seguir viviendo, a la que Weber llama tradicionalismo. Según este autor, la mentalidad tradicional del obrero es que el aumento de salario no incentiva la intensidad del trabajo, más bien la reduce. El obrero se esfuerza doblemente en su trabajo por obtener un aumento, ya obtenido y fijado no le interesa seguir esforzándose por otro aumento porque esto requeriría más trabajo, pues tiene lo bastante para vivir. "No le importo ganar menos con tal de no trabajar más y no tuvo en cuenta lo que ganaría diariamente si rindiera un máximo posible por su trabajo." Más bien pensó en todo el trabajo que tendría que ejercer para seguir ganando. Entonces entra en la mentalidad de que ya gano lo suficiente para cubrir los gastos acostumbrados. Esto antes mencionado es lo que se denominó como “tradicionalismo” por “naturaleza”. Que es la aspiración del individuo de continuar su existencia como siempre lo hizo, obteniendo lo necesario para pagar sus gastos y no el ganar más dinero.

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