El Antiguo Egipto o antigua cultura egipcia fue
una civilización antigua de la parte oriental de África del Norte, se
concentró a lo largo del curso inferior del río Nilo en lo que hoy es el
estado moderno de Egipto. La civilización se unifico en torno al año
3150 aC ,con la unificación política del Alto y el Bajo Egipto en el
marco del primer faraón, y desarrollado a lo largo de los próximos tres
milenios. Su historia se produjo en una serie de períodos
comparativamente estable, llamado por los estudiosos de hoy como reinos
separados por períodos de relativa inestabilidad conocido como períodos
intermedios.La civilización egipcia o Egipto alcanzó su pináculo en lo
que hoy es llamado el Nuevo Reino, después de lo cual entró en un
período de lenta y constante declive. Egipto fue conquistado por una
sucesión de potencias extranjeras en su período tardío, y el imperio de
los faraones terminó oficialmente en el 31 aC, cuando el Imperio romano
conquistó y absorbió el Egipto ptolemaico, que desaparece como estado.
Este acontecimiento no representó el primer período de dominación
extranjera, pero fue el que condujo a una transformación gradual en la
vida política y religiosa del valle del Nilo, marcando el final del
desarrollo independiente de su cultura.
El éxito de la antigua
civilización egipcia proceden en parte de su capacidad para adaptarse a
las condiciones del valle del río Nilo. La inundación previsible y riego
controlado del valle fértil con cultivos que ofrecían excedentes de
productos que alimentaron el desarrollo social y cultural. Con recursos
de sobra la administración patrocinado la explotación minera del valle y
en torno a las regiones desérticas, la pronta elaboración de un sistema
de escritura y la organización colectiva en la construcción y proyectos
agrícolas, ayudados por el comercio con las regiones circundantes, y
una política militar destinada a derrotar a enemigos extranjeros y
afirmar la dominación egipcia motivación la organización estatal para
que estas actividades fueron eficientes y productivas. La burocracia
estaba conformada por una elite:Los escribas, los líderes religiosos,
administradores que bajo el control de un faraón garantizaban la
cooperación y la unidad del pueblo egipcio en el contexto de un
elaborado sistema de creencias religiosas.


Los
muchos logros de los antiguos egipcios incluyen la explotación de
canteras, los estudios topográficos y las técnicas de construcción que
facilitaron la construcción de monumentales ,pirámides, templos y
obeliscos, un sistema de matemáticas, un sistema práctico y eficaz de la
medicina, los sistemas de riego y técnicas de producción agrícola, los
primeros buques conocidos, loza y vidrio con tecnología egipcia , nuevas
formas de literatura, y en lo político los tratado de paz .Egipto dejó
un legado duradero. Su arte y la arquitectura fueron ampliamente
copiados, y sus antigüedades fueron llevados lejos a todos los rincones
del mundo. Sus monumentales ruinas han inspirado la imaginación de
escritores y viajeros durante siglos. Una nueva relación de las
antigüedades y las excavaciones en el período moderno temprano dio lugar
a la investigación científica de la civilización egipcia y una mayor
apreciación de su legado cultural, de Egipto y el mundo.
La
civilización de los antiguos griegos ha sido enormemente influyente
para la lengua, la política, los sistemas educativos, la filosofía, la
ciencia y las artes, dando origen a la corriente renacentista de los siglos XV y XVI en Europa Occidental, y resurgiendo también durante los movimientos neoclásicos de los siglos XVIII y XIX en Europa y América.
La civilización griega fue básicamente marítima, comercial y expansiva.
Una realidad histórica en la que el componente geográfico jugó un papel
crucial en la medida en que las características físicas del sur de
la península de los Balcanes,
por su accidentado relieve, dificultaban la actividad agrícola y las
comunicaciones internas, y por su dilatada longitud de costas,
favorecieron su expansión hacia ultramar. Un fenómeno sobre el que
incidirían también de forma sustancial la presión demográfica originada
por las sucesivas oleadas de pueblos (entre ellos aqueos, jonios y dorios) a lo largo del III y II milenios a. C.
La zona septentrional de la península de los Balcanes, caracterizada por alternancia de relieve tabular y llanura esteparia, fue la zona de mayor contacto con el resto de Europa oriental. Allí se establecieron las antiguas Tesalia, Macedonia, Etolia, Acarnania y Epiro. La zona central, comunicada dificultosamente con la anterior a través de angostos desfiladeros y de un terreno igualmente irregular de macizos y llanuras, vio prosperar a las antiguas regiones de Dórida, Fócida, Beocia y Ática. La zona meridional, abundante en macizos y fosas y comunicada con la anterior a través del istmo de Corinto, comprendió a su vez las regiones de Acaya, Arcadia, Argólida, Laconia y Mesenia.
Atenas
cayó bajo una tiranía en la segunda mitad del siglo VI a. C. Cuando
esta tiranía terminó, se propuso una reforma radical para que la
aristocracia no recobrara el poder: los atenienses fundaron la primer
democracia del mundo. Una asamblea de ciudadanos para la discusión de la política municipal o Ekklesia había existido desde las reformas de Dracón en el 621 a. C., y a todos los ciudadanos se les permitía que asistieran según las reformas de Solón;
pero los ciudadanos más pobres no podían hablar ante la asamblea o
postularse como candidatos, excepto en el caso de ciertos cargos
públicos cuya elección era aleatoria. Al establecer la democracia, la asamblea se convirtió en el mecanismo de iure del gobierno; todos los ciudadanos entonces tuvieron igualdad de derechos (isopoliteia) en la asamblea. Sin embargo, los que no eran ciudadanos ―los metecos y los esclavos― no gozaban de ningún derecho político en absoluto.
La naciente ciudad estado es gobernada por un rey (rex) elegido por un
consejo de ancianos (senatus). Los reyes míticos o semi-míticos son (en
orden cronológico): Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio,
Lucio Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Lucio Tarquinio el Soberbio. El
último de ellos, Lucio Tarquinio el Soberbio, fue derrocado en el año
509 a. C. cuando la República fue establecida.
La República fue establecida el año 509 a. C., según los últimos
escritos de Tito Livio, cuando el rey fue desterrado, y un sistema de
cónsules fue colocado en su lugar. Los cónsules, al principio patricios
pero más tarde plebeyos también, eran oficiales electos que ejercían la
autoridad ejecutiva, pero tuvieron que luchar contra el senado romano,
que creció en tamaño y poder con el establecimiento de la República. En
este periodo se fraguarían sus instituciones más características: el
senado, las diversas magistraturas, y el ejército. Una nueva
Constitución estableció un conjunto de instituciones de control así como
una clara separación de los poderes.
Los romanos sometieron gradualmente a los ocupantes de la península
itálica, la mayoría emparentadas con las tribus itálicas (de origen
indoeuropeo; como los samnitas) pero también etruscos. La última amenaza
a la hegemonía de Roma en Italia llegó cuando Tarento, una gran colonia
griega, ayudó a Pirro de Epiro en 282 a. C.
En la última mitad del siglo III a. C., Roma se enfrentó con Cartago en
las dos primeras Guerras Púnicas, conquistando Sicilia e Iberia. Después
de derrotar a Macedonia y al Imperio seléucida en el siglo II a. C., el
naciente estado logra una enorme expansión tanto política como
económica, extendiéndose por todo el Mediterráneo.
El vencedor ulterior de todas estas guerras civiles, César Augusto,
abolirá de facto la República y consolidará un gobierno unipersonal y
centralizado de todo el territorio, conocido como Imperio Romano. A
partir de este momento, la estabilidad política del Imperio quedará
ligada al carácter de los emperadores que sucederán a Augusto,
alternándose los periodos de paz y prosperidad con las épocas de crisis.
Augusto,
que inaugura la dinastía Julio-Claudia, representa el periodo de máximo
esplendor del Imperio Romano. A esta dinastía, terminada en el año 68
por el infausto Nerón le seguirá el periodo de inestabilidad conocido
como el año de los cuatro emperadores, donde se impondrá Vespasiano, que
inaugurará la dinastía Flavia, de origen no patricio. Les seguirán del
año 96 al 180 los llamados "cinco emperadores buenos" (Nerva, Trajano,
Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio), en la considerada "edad de
plata" del Imperio.
El Imperio romano de Oriente fue muy rico y avanzado culturalmente y sobrevivió durante aproximadamente mil años más.
Constantino también institucionalizará el cristianismo, al hacerlo religión oficial del Imperio.
Las invasiones bárbaras pondrán la puntilla a un moribundo Imperio
Occidental, dando paso a la Edad Media. El último emperador de
Occidente, Rómulo Augústulo, será depuesto en el 476 por Odoacro, un
hérulo. El Imperio romano de Oriente (Posteriormente denominado Imperio
bizantino por el historiador Hieronymus Wolf en el siglo XVI) proseguirá
su existencia hasta la caída de Constantinopla en el año 1453.
El rey de los Qin funda una nueva dinastía y toma para sí el nuevo
nombre de 皇帝 (huángdì), de connotaciones religiosas, que traducimos al
español por "emperador". A partir de este momento histórico, todos los
monarcas chinos posteriores utilizarán este título, abandonando la
denominación de "reyes" (王 wáng). El nuevo emperador se hizo llamar 始皇帝
Shǐ Huángdì ("primer emperador"), viéndose a sí mismo como el primero de
lo que esperaba fuera una larga dinastía de emperadores. Es la primera
dinastía de una China reunificada y mucho más grande que la gobernada
por los Zhou. Hoy en día los chinos lo llaman más frecuentemente Qin Shi
Huang ("Primer Emperador Qin"). Con él surge, por primera vez en la
historia, un estado chino fuerte, centralizado y unificado.
El Estado Qin llevó a cabo una labor intensa de unificación de normas:
Se unificaron las pesas y las medidas, así como el sistema de escritura.
Se ordenó la tristemente célebre quema de libros, en la que se
destruyeron escritos que no se ajustaban al modelo religioso y social
del nuevo imperio. Construyó enormes palacios en Xianyang para convertir
a sus antiguos enemigos en cortesanos, unificó los fragmentos de
muralla construidos durante los siglos anteriores en la Gran Muralla,
también inició la construcción de su mausoleo, los famosos Guerreros de
Terracota.
A pesar del éxito militar de la unificación, las características del
estado Qin hicieron su supervivencia inviable, y éste se vino abajo tras
la muerte de Qin Shi Huang. Su crueldad y los numerosos trabajos que
impuso al pueblo sembraron el descontento; tras su muerte en 209 a. C.,
los rebeldes aprovecharon el reinado de su débil hijo Èrshì Huángdì
("Emperador Segundo"), para acabar con la dinastía Qin y arrasar su
capital, Xianyang. En 206 a. C., Liu Bang, que dirigía la rebelión
militar contra el ejército Qin, se proclama emperador, fundando una
nueva dinastía: los Han.
En el año 581 Yang Jian, general del ejército de la dinastía Zhou del
Norte, se hizo con el poder y proclamó una nueva dinastía: los Sui. Ocho
años después, en 589, la dinastía Sui derrotaba a la débil dinastía
Chen del sur, con lo que conseguía la reunificación del sur y el norte.
Tras la reunificación, se inició una etapa de reformas institucionales y
de consolidación del poder central. En esta época se construyó el Gran
Canal y se amplió la Gran Muralla China. También fue una época de
promoción del budismo. En el año 604, Yang Guang sucedió a su padre en
el trono. Tras una serie de reveses militares en las regiones
fronterizas, se produjeron insurgencias militares. El segundo emperador
Sui moría asesinado en el año 617. Se intenta mejorar con reformas la
situación del pueblo, pero son traicionadas por su hijo,
desencadenándose una sucesión de guerras campesinas, que finalizan con
la toma del poder por Li Yuan, en el año 618, que funda la dinastía
Tang, con capital en Xi'an.

La Ruta de la Seda era una red de rutas comerciales entre Asia y Europa
que se extendía desde Chang'an (actualmente Xi'an) en China, Antioquía
en Siria y Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía) a las puertas
de Europa y que llegaba hasta los reinos hispánicos en el siglo XV. El
término "Ruta de la Seda" fue creado por el geógrafo alemán Ferdinand
Freiherr von Richthofen, quien lo introdujo en su obra Viejas y nuevas
aproximaciones a la Ruta de la Seda, en 1877. Debe su nombre a la
mercancía más prestigiosa que circulaba en ella, la seda, cuya
elaboración era un secreto que sólo los chinos conocían. Los romanos se
convirtieron en grandes aficionados de este tejido, tras conocerlo antes
del comienzo de nuestra era a través de los partos, quienes estaban al
tanto de su comercio. Muchos productos transitaban estas rutas: piedras y
metales preciosos, telas de lana o de lino, ámbar, marfil, laca,
especias, vidrio, materiales manufacturados, coral, etc.
Los Reinos Medios, particularmente los asociados con la dinastía gupta,
son también conocidos como la «era dorada» de la India, dado que fue una
época de desarrollo cultural incomparable. Los kushanas invadieron el
noroeste de la India en la mitad del siglo I d. C. desde el Asia Central
y fundaron un imperio que se extendía desde Peshawar hasta la mitad de
la cuenca del río Ganges y posiblemente hasta la Bahía de Bengala.
También incluía Bactria (en el norte de Afganistán y sur de Tayikistán).
Su poderío llegó a extenderse por el Turquestán y ayudaron a propagar
el budismo en China.
En la India surgieron varios reinos. El más antiguo es el reino de
Pandy, al sur de Tamil Nadú, siendo la capital Madurai. Los reinos
indogriegos que surgieron después de la conquista de Alejandro Magno,
gobernaron Gandhara desde el año 180 a. C. hasta el 10 d. C. Por esa
época comenzó a tomar forma el reino dravídico Pandia, en el sur de la
India.
Los satavájanas, también conocidos como los andharas, fueron una
dinastía que gobernó el sur y centro de India al comienzo del año 230 a.
C. Si bien no se sabe con exactitud cuánto duró esta dinastía, las
estimaciones más liberales indican que pudo haber durado unos 450 años.
Antes de su desaparición, sin embargo, el reinado se había desintegrado
en diferentes Estados, lo cual unido a las ambiciones de los regentes
feudales, ocasionó su declive.
Durante el siglo IV y V la dinastía gupta unificó la India.
Durante este periodo, denominado la «era de oro» de la India, la
cultura, ciencia y administración política hinduista alcanzó su apogeo.
Después de su caída en el siglo VI, la India se dividió nuevamente en
numerosos reinos regionales.
El origen de esta dinastía no es bien conocido, aunque el viajante chino
I'tsing habla de este imperio, así como los Puranas hinduistas también
hacen referencia a él. El imperio llegó a su fin después del ataque de
los hunos del centro de Asia.
Unos descendientes menores del clan Gupta siguieron gobernando Magadha
después de la desintegración del imperio. Estos Guptas fueron finalmente
derrocados por el rey Jarsha Vardhana, que estableció a mediados del
siglo VII un imperio que rivalizó con el de los Guptas, si bien fue de
corta duración.
Las cruzadas fueron una serie de campañas militares impulsadas por el
papado y llevadas a cabo por gran parte de la Europa latina cristiana,
principalmente, por la Francia de los Capetos y el Sacro Imperio Romano.
Las cruzadas, con el objetivo específico inicial de restablecer el
control cristiano sobre Tierra Santa, se libraron durante un período de
casi doscientos años, entre 1095 y 1291. Más tarde, otras campañas en
España y Europa oriental, de las que algunas no vieron su final hasta el
siglo XV, recibieron la misma calificación. Las cruzadas fueron
sostenidas principalmente contra los musulmanes, aunque también contra
los eslavos paganos, judíos, cristianos ortodoxos griegos y rusos,
mongoles, cátaros, husitas, valdenses, prusianos y, principalmente,
contra los enemigos políticos de los papas. Los cruzados tomaron votos y
se les concedió la penitencia por los pecados del pasado, a menudo
llamada indulgencia.
Al Papa Gregorio VII se debe la idea de que los países cristianos se
unieran para luchar contra el común enemigo religioso que era el Islam.
El Papa Urbano II (1088-1099) fue quien la puso en práctica. En 1095, la
invitación a la lucha contra los turcos arribaría en embajadas
francesas e inglesas a las cortes de las naciones europeas medievales
más importantes: Francia, Inglaterra, Alemania y Hungría (Hungría no se
unirá a las primeras cruzadas por guardar el luto de tres años del
recientemente fallecido rey San Ladislao I de Hungría (1046-1095), quien
antes de morir habría aceptado participar en la campaña de Urbano II).
El llamamiento formal de Urbano II sucedió en el penúltimo día del
Concilio de Clermont (Francia), jueves 27 de noviembre de 1095, cuando
proclamó, al grito de '"Dieu lo volti"'(¡Dios lo quiere!), la denominada
primera cruzada (1096-1099).
Gracias a la división de los Estados musulmanes, los Estados latinos (o
francos, como eran conocidos por los árabes), consiguieron establecerse y
perdurar. Los dos primeros reyes de Jerusalén, Balduino I y Balduino II
fueron gobernantes capaces que expandieron su reino a toda la zona
situada entre el Mediterráneo y el Jordán, e incluso más allá.
Rápidamente, se adaptaron al cambiante sistema de alianzas locales y
llegaron a combatir junto a estados musulmanes en contra de enemigos
que, además de musulmanes, contaban entre sus filas con guerreros
cristianos.
Sin embargo, a medida que el espíritu de cruzada iba decayendo entre los
francos, cada vez más cómodos en su nuevo estilo de vida, entre los
musulmanes iba creciendo el espíritu de jihad o guerra santa agitado por
los predicadores contra sus impíos gobernantes, capaces de tolerar la
presencia cristiana en Jerusalén e incluso de aliarse con sus reyes.
Este sentimiento fue explotado por una serie de caudillos que
consiguieron unificar los distintos estados musulmanes y lanzarse a la
conquista de los reinos cristianos.
El primero de estos fue Zengi, gobernador de Mosul y de Alepo, que en
1144 conquistó Edesa, liquidando el primero de los Estados francos. Como
respuesta a esta conquista, que puso de manifiesto la debilidad de los
Estados cruzados, el Papa Eugenio III, a través de Bernardo, abad de
Claraval (famoso predicador, autor de la regla de los templarios)
predicó en diciembre de 1145 la Segunda Cruzada.
A diferencia de la primera, en esta participaron reyes de la
cristiandad, encabezados por Luis VII de Francia (acompañado de su
esposa, Leonor de Aquitania) y por el emperador germánico Conrado III.
Los desacuerdos entre franceses y alemanes, así como con los bizantinos,
fueron constantes en toda la expedición. Cuando ambos reyes llegaron a
Tierra Santa (por separado) decidieron que Edesa era un objetivo poco
importante y marcharon hacia Jerusalén. Desde allí, para desesperación
del rey Balduino III, en lugar de enfrentarse a Nur al-Din (hijo y
sucesor de Zengi), eligieron atacar Damasco, estado independiente y
aliado del rey de Jerusalén.
La expedición fue un fracaso, ya que tras sólo una semana de asedio
infructuoso, los ejércitos cruzados se retiraron y volvieron a sus
países. Con este ataque inútil consiguieron que Damasco cayera en manos
de Nur al-Din, que progresivamente iba cercando los Estados francos. Más
tarde, el ataque de Balduino II a Egipto iba a provocar la intervención
de Nur al-Din en la frontera sur del reino de Jerusalén, preparando el
camino para el fin del reino y la convocatoria de la Tercera Cruzada.
Se conoce como Reforma protestante, o simplemente la Reforma, al
movimiento religioso cristiano, iniciado en Alemania en el siglo XVI,
que llevó a un cisma de la Iglesia católica para dar origen a varias
iglesias y organizaciones agrupadas bajo la denominación de
protestantismo.
La Reforma tuvo su origen en las críticas y propuestas con las que
diversos religiosos, pensadores y políticos europeos buscaron provocar
un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia
católica, especialmente con respecto a las pretensiones papales de
dominio sobre toda la cristiandad. El movimiento recibirá posteriormente
el nombre de Reforma Protestante, por su intención inicial de reformar
el catolicismo con el fin de revitalizar el cristianismo primitivo, y la
importancia que tuvo la Protesta de Espira, presentada por los
príncipes cristianos alemanes en 1529 contra un edicto del Emperador
Carlos V tendiente a anular la tolerancia religiosa que había sido
legalmente concedida los principados alemanes.
Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica
medieval, como el movimiento de la Devoción moderna en Alemania y los
Países Bajos, que era una piedad laica antieclesiástica y centrada en
Cristo. Además, la segunda generación del humanismo la siguió en gran
medida. Comenzó con la predicación del sacerdote católico agustino
Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el criterio de
su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el
complejo sistema sacramental de la Iglesia católica medieval, que
permitía y justificaba prácticas como la "venta de indulgencias", según
Lutero, un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser
predicado libremente, y no vendido.
La Reforma protestante dependió del apoyo político de algunos príncipes y
monarcas para poder formar iglesias cristianas de ámbito estatal
(posteriormente iglesias nacionales). Los grandes exponentes de la
Reforma Protestante fueron Martín Lutero y Juan Calvino.


Enrique VIII ascendió al trono de Inglaterra siendo muy joven y al
principio no se interesó por los problemas de gobierno, que dejó en
manos de su favorito, el cardenal Thomas Wolsey, a quién nombró
canciller de Inglaterra. Enrique VIII siempre fue un católico
convencido, y un ardiente partidario de la primacía de Roma sobre la
cristiandad, por ello fue declarado "Defensor de la Fe" (Fidei Defensor)
por el Papa León X tras publicar "La Defensa de los Siete Sacramentos"
(1521), donde argumentaba con vehemencia a favor de las prerrogativas
del papado. Por ello resulta curioso el hecho de que la Iglesia de
Inglaterra se haya separado de la Iglesia Católica a mediados del siglo
XVI, no por aceptar o compartir las ideas reformadoras de Lutero u otros
protestantes, sino que por iniciativa del rey Enrique VIII.
Enrique VIII se opuso sin embargo a la reforma de la Iglesia de
Inglaterra tras decretar el Acta de supremacía en 1534, por la que el
mismo rey se convertía en jefe de la Iglesia de Inglaterra, no se
realizó ninguna modificación doctrinal o litúrgica sustantiva bajo su
gobierno, solo se prohibió a obispos y sacerdotes ingleses tener
relación con la Curia Romana y se expropiaron los bienes excedentes de
la Iglesia Católica en beneficio de la Corona Real.

ESPÍRITU CAPITALISTA...
Para el 1850, el capitalismo sólo existía en Inglaterra y en Francia.
Sólo el 10 por 100 de la población mundial trabajaba en el marco de
producción. Pero a finales del siglo XIX, el sistema se hizo mundial. En
todas partes el desarrollo del capitalismo perturbaba las sociedades
tradicionales haciendo que la masa obrera y empleada aumentara, como
contrapartida, siguiendo el ritmo del desarrollo capitalista Si bien el
capitalismo se presenta allí donde se realiza "la satisfacción de
necesidades de un grupo humano, con carácter lucrativo y por medio de
empresas", Weber considera que "la satisfacción de las necesidades
cotidianas basada en técnicas capitalistas sólo es peculiar de
Occidente". En la argumentación weberiana, la religión cobra su máxima
importancia en cuanto que constituye un elemento sancionador de impulsos
irracionales no sometidos a regla alguna. En qué medida, entonces, el
calvinismo y el puritanismo coadyuvaron al nacimiento del moderno
capitalismo europeo? Pues en la medida en que la idea de predestinación
-que es central en estas confesiones religiosas- hizo que la
organización racional del trabajo fuera vista como un orden que había
que instaurar en la Tierra, como una misión sagrada que había que
cumplir; en la medida en que su ascetismo característico se opuso al
goce despreocupado de la riqueza e instó a romper las cadenas del afán
de lucro..., que no sólo lo legalizaba, sino que lo consideraba como
precepto divino. el ascetismo laico del protestantismo sancionó
éticamente el trabajo incesante como medio ascético superior. Y al
hacerlo así, constituyó la más poderosa palanca de expansión de la
concepción de la vida que hemos llamado "espíritu del capitalismo".
Weber, en principio, no rechazaba de plano el materialismo histórico. La
consideración marxiana de que la Iglesia ha desarrollado siempre una
función legitimadora del poder fue corroborada por él mismo al sostener
que la Iglesia luterana había estado íntimamente conectada a la
formación y evolución del Estado prusiano. En cambio lo que Weber nunca
aceptó fue que la religión, como componente esencial de la ideología de
una sociedad, formara parte de una superestructura susceptible de ser
explicada desde las bases económicas de esa misma sociedad. Lo
"ideológico" tenía para Weber una autonomía suficiente como para
producir transformaciones de la estructura social, más allá de la
economía y de la lucha de clases (es decir, de lo que el marxismo
siempre había considerado como el motor de la Historia).
El capitalismo es un sistema económico que se originó en Europa
occidental en la época de la industrialización en el que se alcanzo un
alto grado de actividad productiva, que se caracterizó por la inversión
masiva del capital poseído y el trabajo de la mano de obra asalariada.
El concepto de capitalismo fue y es objeto de debates y desigualdades
sobre su significado, orígenes y evolución. Algunos consideran que el
capitalismo ha existido siempre, por identificarlo como el
comportamiento humano, o cualquier tipo de practica económica basada en
la inversión de riqueza para producir más. El término, posterior al
capital y capitalista, comenzó a utilizarse a mediados del siglo XIX,
para indicar el sistema contemporáneo de producción económica. El pre
–capitalismo es trabajo que se realiza para cubrir las necesidades de la
vida sin el deseo de tener la acumulación de un capital. El origen del
capitalismo según Sombart surge de la “satisfacción de las necesidades” y
el “lucro”. La concepción de Weber del espíritu capitalista fue
influyente en especial por identificar en la influencia de la ética
calvinista el carácter racional que tiende a estar en la vida económica
desde el siglo XVI y es el componente esencial del capitalismo.
El primer obstáculo que el espíritu capitalista tuvo que afrontar para
imponerse como forma de vida fue la conducta tradicional de trabajar
para la suficiencia, que es ganar lo necesario para seguir viviendo, a
la que Weber llama tradicionalismo. Según este autor, la mentalidad
tradicional del obrero es que el aumento de salario no incentiva la
intensidad del trabajo, más bien la reduce. El obrero se esfuerza
doblemente en su trabajo por obtener un aumento, ya obtenido y fijado no
le interesa seguir esforzándose por otro aumento porque esto requeriría
más trabajo, pues tiene lo bastante para vivir. "No le importo ganar
menos con tal de no trabajar más y no tuvo en cuenta lo que ganaría
diariamente si rindiera un máximo posible por su trabajo." Más bien
pensó en todo el trabajo que tendría que ejercer para seguir ganando.
Entonces entra en la mentalidad de que ya gano lo suficiente para cubrir
los gastos acostumbrados. Esto antes mencionado es lo que se denominó
como “tradicionalismo” por “naturaleza”. Que es la aspiración del
individuo de continuar su existencia como siempre lo hizo, obteniendo lo
necesario para pagar sus gastos y no el ganar más dinero.