El rey de los Qin funda una nueva dinastía y toma para sí el nuevo
nombre de 皇帝 (huángdì), de connotaciones religiosas, que traducimos al
español por "emperador". A partir de este momento histórico, todos los
monarcas chinos posteriores utilizarán este título, abandonando la
denominación de "reyes" (王 wáng). El nuevo emperador se hizo llamar 始皇帝
Shǐ Huángdì ("primer emperador"), viéndose a sí mismo como el primero de
lo que esperaba fuera una larga dinastía de emperadores. Es la primera
dinastía de una China reunificada y mucho más grande que la gobernada
por los Zhou. Hoy en día los chinos lo llaman más frecuentemente Qin Shi
Huang ("Primer Emperador Qin"). Con él surge, por primera vez en la
historia, un estado chino fuerte, centralizado y unificado.
El Estado Qin llevó a cabo una labor intensa de unificación de normas:
Se unificaron las pesas y las medidas, así como el sistema de escritura.
Se ordenó la tristemente célebre quema de libros, en la que se
destruyeron escritos que no se ajustaban al modelo religioso y social
del nuevo imperio. Construyó enormes palacios en Xianyang para convertir
a sus antiguos enemigos en cortesanos, unificó los fragmentos de
muralla construidos durante los siglos anteriores en la Gran Muralla,
también inició la construcción de su mausoleo, los famosos Guerreros de
Terracota.
A pesar del éxito militar de la unificación, las características del
estado Qin hicieron su supervivencia inviable, y éste se vino abajo tras
la muerte de Qin Shi Huang. Su crueldad y los numerosos trabajos que
impuso al pueblo sembraron el descontento; tras su muerte en 209 a. C.,
los rebeldes aprovecharon el reinado de su débil hijo Èrshì Huángdì
("Emperador Segundo"), para acabar con la dinastía Qin y arrasar su
capital, Xianyang. En 206 a. C., Liu Bang, que dirigía la rebelión
militar contra el ejército Qin, se proclama emperador, fundando una
nueva dinastía: los Han.
En el año 581 Yang Jian, general del ejército de la dinastía Zhou del
Norte, se hizo con el poder y proclamó una nueva dinastía: los Sui. Ocho
años después, en 589, la dinastía Sui derrotaba a la débil dinastía
Chen del sur, con lo que conseguía la reunificación del sur y el norte.
Tras la reunificación, se inició una etapa de reformas institucionales y
de consolidación del poder central. En esta época se construyó el Gran
Canal y se amplió la Gran Muralla China. También fue una época de
promoción del budismo. En el año 604, Yang Guang sucedió a su padre en
el trono. Tras una serie de reveses militares en las regiones
fronterizas, se produjeron insurgencias militares. El segundo emperador
Sui moría asesinado en el año 617. Se intenta mejorar con reformas la
situación del pueblo, pero son traicionadas por su hijo,
desencadenándose una sucesión de guerras campesinas, que finalizan con
la toma del poder por Li Yuan, en el año 618, que funda la dinastía
Tang, con capital en Xi'an.
La Ruta de la Seda era una red de rutas comerciales entre Asia y Europa
que se extendía desde Chang'an (actualmente Xi'an) en China, Antioquía
en Siria y Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía) a las puertas
de Europa y que llegaba hasta los reinos hispánicos en el siglo XV. El
término "Ruta de la Seda" fue creado por el geógrafo alemán Ferdinand
Freiherr von Richthofen, quien lo introdujo en su obra Viejas y nuevas
aproximaciones a la Ruta de la Seda, en 1877. Debe su nombre a la
mercancía más prestigiosa que circulaba en ella, la seda, cuya
elaboración era un secreto que sólo los chinos conocían. Los romanos se
convirtieron en grandes aficionados de este tejido, tras conocerlo antes
del comienzo de nuestra era a través de los partos, quienes estaban al
tanto de su comercio. Muchos productos transitaban estas rutas: piedras y
metales preciosos, telas de lana o de lino, ámbar, marfil, laca,
especias, vidrio, materiales manufacturados, coral, etc.
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